miércoles, 24 de abril de 2013
De Buda
Un día cuando caminaba por una región montañosa Gahutama Buda, bajo el
sol del mediodía le dijo a su discípulo Ananda:
cuando atravesamos las montañas pasamos un arroyo, puedes retroceder el
camino y traerme un poco de agua.
Ananda deshaciendo el camino llegó al agua pero cuando estuvo allí se
dio cuenta de que unas carretas acababan de atravesarlo embarrándolo
todo. Las hojas muertas que antes yacían en el fondo, ahora flotaban
sobre el agua y no era bebible, no podía llevársela a Buda, así que
regresó, además sabía que más adelante corría otro río de aguas
cristalinas.
Buda le dijo: Vuelve otra vez porque cuando pasamos ese agua era pura y
cristalina.
Ananda protesto: Entiéndelo, entre que llegamos aquí pasaron unas
carretas por el riachuelo y el agua ya no es bebible.
Buda le dijo: Lo sé, ve y siéntate en la orilla, lleve el tiempo que
lleve. Siéntate y no te metas en la corriente porque si te metes en ella
la ensuciaras de nuevo, solo observa y no hagas nada, el barro se
asentará, entonces llena mi cuenco y regresa.
Ananda se sentó a esperar y esperando vio que el barro y las hojas se
iban asentando despacito dejando el agua clara y pura tal cual es su
naturaleza, lleno el cuenco y comprendió lo que Buda intentaba decirle.
"No te metas en el río, no sigas la corriente de tu mente, espera en la
orilla y observa la naturaleza de tu mente;
es esa claridad cristalina, ensuciada por pensamientos y emociones
pasajeros".
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