Numerosos estudios revelan ponen en evidencia todos los beneficios
nutricionales y de salud que puede aportar el consumo de legumbres. Sin
embargo, pese a todas las ventajas que ofrecen, siguen siendo una
alternativa desaprovechada y en muchos casos ignorada, en el campo de la
alimentación.
Gracias a sus múltiples aportes nutricionales, se
pude decir que junto a los cereales, las legumbres son el otro pilar que
permite alimentar a la población mundial. Para empezar son muy ricas en
vitaminas y minerales: aportan vitaminas B, zinc, calcio, potasio,
fósforo y magnesio. Igualmente son altamente energéticas, pues cada 100
gramos aporta entre 280 y 400 calorías y con los acompañamientos
adecuados son excelentes fuentes de proteínas y de hierro.
Las
legumbres además aportan hidratos de carbono y tienen un bajo porcentaje
de grasas insaturadas. No contienen colesterol, como todos los
alimentos de origen vegetal y son ricas en saponinas, isoflavonas y
filatos, unos compuestos vegetales que son muy beneficiosos para la
salud.
Existen varias modalidades de legumbres, entre las cuales podemos encontrar:
-Lentejas:
con variedades de color verde y café, son buena fuente de selenio,
hierro, fósforo, zinc y vitamina B6. Además son muy ricas en ácido
fólico, algo muy recomendado para las mujeres embarazadas, para prevenir
la aparición de defectos congénitos en el feto.
-Garbanzos: Son
de color amarillento, y se puede ver en ellos un surco muy marcado. Son
una fuente importante de vitamina E, carbono, fibras y magnesio.
-Arvejas:
Son verdes y redondas y se pueden encontrar secas, partidas, frescas,
congeladas o listas para su consumo. Contienen hidratos de carbono,
hierro, fósforo, vitaminas de grupo B y fibras.
-Habas: estas leguminosas tienen un sabor fuerte y son ricas en hierro, zinc, folato, niacina, magnesio y vitamina E.
-Alubias:
morenas, pecosas o rubias, todas cubren buena parte de las necesidades
proteicas diarias y tienen un elevado contenido del aminoácido esencial
lisina, pero absolutamente nada de colesterol.
-Soja: aporta casi
el doble de proteínas que el resto de las legumbres, un mayor
porcentaje de grasas saludables que estas e hidratos de carbono. También
contienen fibras, vitaminas del grupo B, hierro, zinc, calcio y
fósforo. Aunque en algunos casos pueden producir intolerancias (cólicos,
diarreas o alergias).
Consumir alimentos ricos en folatos, como
las legumbres, puede prevenir las enfermedades coronarias y el infarto,
debido a que a medida que bajan los niveles de folatos en la sangre,
crece el nivel de homocisteína: una sustancia que hace que las paredes
de las arterias se vuelvan más gruesas. Así mismo, las legumbres
contienen fitoestrógenos que se asemejan a algunas hormonas y pueden
ejercer beneficios para los tumores de cáncer y de mama, e intervenir en
la regulación del ciclo menstrual.
Por otro lado la fibra vegetal
que contienen algunas legumbres mejora la actividad intestinal, previene
el estreñimiento, protege contra el cáncer, previene los problemas
cardiovasculares, la diabetes y el riesgo de sufrir una trombosis
cerebral.
Además las dietas ricas en carbohidratos complejos como las
legumbres pueden promover una pérdida de peso porque tienen más agua y
más fibra y menos densidad energética, tienen más potencial para
provocar sensación de saciedad, y los carbohidratos aumentan el gasto
calórico y son más ineficaces para transformarse en grasa.
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