lunes, 29 de julio de 2013

La Visión Final

No puedes concederte a ti mismo tu inocencia, pues estás demasiado confundido con respecto a quién eres. Mas sólo con que considerases a un solo hermano como completa­mente digno de perdón, tu concepto de ti mismo cambiaría por completo. Tus “malos” pensamientos quedarían perdonados junto con los suyos, al no haber permitido que ninguno de ellos te afectase. Abandonarías tu empeño de querer ser el símbolo de su maldad y culpabilidad. Y al depositar tu confianza en lo que es bueno en él, la depositarías en lo que es bueno en ti.

Ten fe en aquel que camina a tu lado, para que tu temeroso concepto de ti mismo pueda cambiar. Y contempla lo bueno en él, para que tus “malos” pensamientos no te asusten al no poder nublar la manera en que lo ves. Y lo único que se requiere es que estés dispuesto a que este feliz cambio tenga lugar. No se te pide nada más. En apoyo de ese cambio, recuerda lo que el concepto de ti mismo que ahora abrigas te trajo en su estela, y dale la bienvenida al grato contraste que se te ofrece. Extiende la mano y recibe el regalo de dulce perdón que le ofreces a aquel que tiene tanta necesidad de él como tú. Y permite que el cruel concepto que tienes de ti mismo sea intercambiado por otro que te brinda la paz de Dios.

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