En
lo
profundo
de
mí
hay
un
anhelo
de
amor
permanente.
¿Es
eso
una
estupidez?
El
amor
puede
existir
en
dos
dimensiones:
horizontal
o
vertical.
Estamos
familiarizados
con
el
amor
horizontal;
ésa
es
también
la
dimensión
del
tiempo.
La
vertical
es
la
dimensión
de
la
eternidad.
En
tu
corazón
anhelas
lo
permanente;
ahí
has
mal
interpretado.
Pero
esa
mala
interpretación
es
casi
universal
porque
conocemos
sólo
un
plano:
el
horizontal,
la
dimensión
del
tiempo.
En
esa
dimensión
hay
sólo
dos
posibilidades:
O
algo
es
momentáneo,
o
es
permanente.
Pero
lo
permanente
no
es
otra
cosa
que
muchos
momentos
uno
junto
al
otro;
eso
también
empieza
y
termina.
La
permanencia
no
es
eterna,
no
puede
serlo.
Nada
puede
ser
eterno
en
el
tiempo.
Lo
que
nace
en
el
tiempo
está
destinado
a
morir
con
el
tiempo.
Si
hay
un
principio,
hay
un
fin.
Y
tu
amor
tiene
un
comienzo;
empieza
en
un
cierto
momento
en
el
tiempo.
Entonces
tiene
que
acabar.
Sí,
puede
terminar
más
tarde
o
más
temprano.
Si
termina
rápido
tú
lo
llamas
momentáneo;
si
tarda
un
poco
más
de
tiempo
en
llegar
a
su
fin,
lo
llamas
permanente.
Pero
esa
permanencia
tampoco
llenará
de
satisfacción
al
corazón,
porque
el
corazón
anhela
aquello
que
no
acaba
nunca,
aquello
que
es
para
siempre.
Es
la
añoranza
de
Dios.
Dios
es
otro
nombre
para
el
amor
eterno.
Pero
la
mente
no
sabe
nada
acerca
de
la
eternidad.
El
corazón
añora
lo
eterno,
pero
la
mente
continuamente
interpreta
los
anhelos
del
corazón.
Y
la
mente
sólo
conoce,
o
bien
un
amor
vivido
durante
muy
poco
tiempo,
o
el
amor
vivido
durante
un
poquito
más
de
tiempo.
Pero
aunque
el
amor
perviva
un
poco
más,
el
miedo
de
que
se
acabe
siempre
estará
ahí.
Y
tu
miedo
está
justificado;
se
va
a
terminar.
En
realidad,
durará
más
si
no
eres
inteligente.
Si
eres
muy,
muy
torpe
y
muy,
muy
poco
inteligente
te
llevará
mucho
tiempo
el
darte
cuenta
de
la
futilidad
de
ese
amor.
Si
eres
muy
inteligente
se
acabará
rápido
porque
verás
que
no
es
gran
cosa.
Cuanto
más
inteligente
es
una
persona,
más
corta
será
la
duración
de
su
amor,
del
amor
tal
y
como
lo
conoces.
Por
eso
a
medida
que
la
Humanidad
se
vuelve
más
inteligente,
el
amor
se
va
convirtiendo
en
un
fenómeno
de
corta
duración.
En
el
pasado
era
casi
permanente;
no
había
algo
como
el
divorcio.
Todavía
no
hay
algo
como
el
divorcio
en
los
países
incultos.
Cuanto
más
educado,
culto
y
sofisticado
se
vuelve
un
país,
el
promedio
de
divorcios
aumenta
en
la
misma
proporción,
por
la
sencilla
razón
de
que
la
gente
se
da
cuenta
de
que
se
aburre
el
uno
del
otro.
No
tiene
sentido
seguir
alargándolo,
es
mejor
terminar.
Pero
la
mente
puede
terminar
una
cosa
e
inmediatamente
sustituirla
por
otra
ilusión,
una
y
otra
vez.
La
mente
no
aprende.
Incluso
la
persona
inteligente
sigue
sin
aprender.
Y
la
mente
se
ha
hecho
tan
poderosa
que
nada
de
lo
que
surge
del
corazón
llega
nunca
a
ti,
a
tu
ser,
sin
que
ella
la
interprete.
El
corazón
dice
"eternidad"
y
la
mente
interpreta
"permanencia".
Ahí
es
donde
te
equivocas.
El
anhelo
del
corazón
es
una
dimensión
vertical;
ésa
es
la
dimensión
de
la
meditación.
No
te
estás
comportando
como
un
estúpido
por
culpa
del
anhelo
del
corazón,
sino
que
lo
estás
interpretando
mal.
Tú
anhelas
un
amor
que
nazca
de
la
meditación,
que
no
nazca
de
la
mente.
Ese
es
el
amor
del
que
hablo
continuamente.
Ese
es
el
amor
del
que
habla
Jesús;
ése
amor
es
Dios.
No
es
tu
amor;
tu
amor
no
puede
ser
Dios.
Tu
amor
es
solamente
un
fenómeno
mental;
es
biología,
es
fisiología,
es
psicología,
pero
no
es
eterno.
Te
sugiero
que
si
realmente
estás
dispuesto
a
satisfacer
el
anhelo
de
tu
corazón,
olvides
entonces
todo
lo
referente
al
amor.
Primero
dedícate
a
la
meditación,
porque
el
amor
surgirá
de
la
meditación.
Es
la
fragancia
de
la
meditación.
Meditación
es
la
flor.
Deja
que
se
abra.
Deja
que
te
ayude
a
moverte
en
la
dimensión
de
lo
vertical,
en
la
no
mente,
en
la
ausencia
de
tiempo,
y
entonces,
de
pronto,
verás
que
la
fragancia
está
ahí.
Entonces
es
eterno,
entonces
es
incondicional.
Ningún
sueño
puede
ser
permanente
y
tu
amor
es
un
sueño.
Y
la
mente
sólo
puede
soñar;
no
puede
darte
la
realidad.
Sal
de
la
mente.
Olvida
todo
sobre
el
amor.
No
tienes
ninguna
comprensión
del
amor;
no
puedes
tenerla.
Sólo
a
través
de
la
meditación
cambiarás
la
dimensión
de
tu
ser.
De
la
horizontal
pasarás
a
la
vertical.
De
vivir
en
el
pasado
y
en
el
futuro...
Ahora
bien,
¿por
qué
ese
querer
la
permanencia?
"Permanencia"
quiere
decir
que
estás
tratando
de
contar
incluso
con
el
futuro.
Quieres
que
siga
siendo
como
es,
aun
en
el
futuro,
pero,
¿por
qué?
En
realidad
ya
debe
de
haber
volado
lejos;
sólo
entonces
empiezas
a
pensar
en
lo
permanente.
Cuando
dos
amantes
están
realmente
ilusionados
no
piensan
en
la
permanencia
de
su
amor.
Pregunta
a
cualquier
pareja
de
amantes
en
sus
días
de
luna
de
miel;
no
les
importa.
Saben
que
van
a
estar
juntos
para
siempre.
Pero
en
el
momento
en
que
empieza
a
escaparse
de
tus
manos,
la
mente
dice:
"Ahora
aférrate.
Hazlo
permanente.
Haz
todo
lo
que
puedas
para
hacerlo
permanente.
No
te
fijes
en
las
fisuras
que
se
están
produciendo.
No
mires,
evítalo,
olvídalas
del
todo.
Sigue
tapándolas,
arréglatelas
de
algún
modo".
Pero
estás
pidiendo
lo
imposible.
Yo
te
puedo
enseñar
meditación
y
desde
ella
surgirá
una
cualidad
diferente
de
amor
.
Entonces
no
será
tontear.
Entonces
será
sabiduría,
no
tontería.
Entonces
no
"caes
enamorado"
(*);
te
elevas
en
el
amor.
Entonces
el
amor
es
una
cualidad
tuya.
Así
como
la
luz
rodea
a
la
llama,
el
amor
te
rodea.
Tú
eres
amoroso,
eres
amor.
Entonces
es
eterno.
No
está
dirigido
a
nadie.
Cualquiera
que
se
acerque
beberá
de
él.
Cualquiera
que
se
acerque
a
ti
resultará
fascinado
por
él,
enriquecido
por
él.
Un
árbol,
una
roca,
una
persona,
un
animal,
no
importa.
Incluso
si
estás
sentado,
solo...
Buda,
solo,
sentado
bajo
su
árbol
está
irradiando
amor.
El
amor
está
constantemente
lloviendo
a
su
alrededor.
Eso
es
eterno
y
ése
es
el
verdadero
anhelo
del
corazón.
Vida, amor, risa
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