lunes, 30 de septiembre de 2013

Otras ideas sobre el perdón…


El perdón está siempre justificado. Sus cimientos son sólidos. Tú no perdonas lo imperdonable, ni pasas por alto un ataque real que merece castigo. La salvación no reside en que a uno le pidan responder de una manera antinatural que no concuerda con lo que es real. En lugar de ello, la salvación sólo te pide que respondas adecuadamente a lo que no es real, no percibiendo lo que no ha ocurrido. Si el perdón no estuviese justificado, se te estaría pidiendo que sacrificases tus derechos cuando devuelves perdón por ataque. Mas se te pide simplemente que consideres el perdón como la respuesta natural ante cualquier aflicción basada en un error que, por ende, no es más que una petición de ayuda. El perdón es la única respuesta cuerda, pues impide que tus derechos sean sacrificados.
Texto, Capítulo 30, Sección VI, Párrafo 2
No pidas ser perdonado, pues eso ya se te concedió. Pide, más bien, cómo aprender a perdonar y a restituir en tu mente inmisericorde lo que siempre ha sido. La Expiación se vuelve real y visible para los que la ponen en práctica. Ésa es tu única función en la tierra, y debes aprender que eso es lo único que te interesa aprender. Hasta que no lo aprendas te sentirás culpable, pues en última instancia y sea cual fuere la forma en que tu culpabilidad se manifieste, ésta procede de no llevar a cabo tu función en la Mente de Dios con toda tu mente.
Texto, Capítulo 14, Sección IV, Párrafo 3
Perdonar no es otra cosa que recordar únicamente los pensamientos amorosos que diste en el pasado, y aquellos que se te dieron a ti. Todo lo demás debe olvidarse.
Texto, Capítulo 17, Sección III, Párrafo 1
Es cierto que no parece que todo pesar no sea más que una falta de perdón. No obstante, eso es lo que en cada caso se encuentra tras la forma. Esta uniformidad es lo que hace que el aprendizaje sea algo seguro, ya que la lección es tan simple que al final no se puede rechazar. Nadie se puede ocultar para siempre de una verdad tan obvia, que aunque se presenta en innumerables formas, se puede reconocer con la misma facilidad en todas ellas, sólo con desear ver la simple lección que allí se encierra.
Perdona, y verás esto de otra forma. Éstas son las palabras que el Espíritu Santo te dice en medio de todas tus tribulaciones, todo dolor y todo sufrimiento, sea cual sea la forma en que se manifiesten. Éstas son las palabras con las que a la tentación le llega su fin, y la culpabilidad, abandonada ahora, deja de ser objeto de reverencia. Éstas son las palabras que ponen fin al sueño de pecado y eliminan todo miedo de la mente. Estas son las palabras mediante las cuales al mundo entero le llega la salvación.
Lección 193, Párrafos 4-5

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