El
reconocimiento de esta falta de significado produce una aguda ansiedad
en todos los que se perciben como separados. Representa una situación en
la que Dios y el ego se "desafían" entre sí con respecto a qué
significado ha de escribirse en el espacio
vacío provisto por dicha falta. El ego se abalanza frenéticamente para
establecer allí sus propias ideas, temeroso de que, de otro modo, el
vacío pueda ser utilizado para demostrar su propia impotencia e
irrealidad. Y solamente en esto está en lo cierto. |
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